Fuensanta, tus milagros son eternos,
tu sabiduría infinita,
por eso te pido que vigiles
mi alegría.
En mi pueblo tienes tu altar,
en el que nosotros, los cristianos
podemos orar.
También acoges a los demás,
aunque sean de
otra religión ¡qué más da!
Fuensanta tan alegre estás,
con tu manto verde
cúbrenos ya.
Por las calles de tu pueblo
pasearás, y tus balcones con
mantones de manila estarán,
las calles de hierba a rebosar,
y pétalos de rosa te echarán.
¡Oh Fuensanta mía, qué bella y alegre
lucirás y por las calles de Alcaudete
pasarás!
Mª López Ballesteros y Mª Carmen Herrador Ruíz. CEPR Juan Pedro
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